lunes, 20 de septiembre de 2010

Enemigos íntimos

No sé por qué pero a todos siempre nos llega ese momento de iluminación en el que decidimos entrar al Decathlon y arrasar con lo que sea. Que si unas zapatillas, que si un bañador a juego con las chanclas, el gorro y la toalla, que si una camiseta y unas mallas... una silla de montar... ¡En fin! Que cuando nos descuidamos tenemos hasta al señor de seguridad dentro del maletero del coche.

Pues eso mismo fue lo que me pasó el otro día, bueno quien dice el 'otro día' ya se sabe... porque cuando se compra todo ese material, como si fuéramos a montar un gimnasio, pueden suceder dos cosas:

1.- Las utilizas un día y never more, aunque luego te pasas toda la vida recordando aquélla época que hiciste deporte. Y sí, a veces 'un día' es toda una vida para un deportista pseudo-amateur.

2.- Guardas todo el equipamiento en el armario esperando a que llegue el día adecuado.


¿Cómo es el día adecuado?

Ese momento aparece en el instante en que suena el despertador con el tono 'Eye of The Tiger' a todo volumen y te despiertas sintiéndote más valiente que nadie, piensas que ninguna calzada es lo suficientemente larga para ti.
Es un día megaespecial, todos los planetas se han alineado para que se den unas condiciones climatológicas estupendamente maravillosas, no hace ni mucho frío, ni mucho calor, de hecho es que ni sudas. Vas por la calle y la gente te saluda por tu nombre y eres el rey del mundo, y piensas.... "¡Muérete de envidia Carl Lewis!"

Primer día

Pues bien, mi realidad ha sido bien diferente, después de levantarme aturdida como todas la mañanas por culpa del despertador y con los pelos en la cara, me he vestido casi a tientas y cuando he conseguido salir a la calle, estaba a punto de llover. Pero bueno, aún he sido algo optimista y he empezado el trayecto hasta que pasados los veinte minutos las zapatillas han empezado a hacer [entónese con voz terrorífica] 'laaas rozaduraas' que han hecho que cojeara, hasta tal punto que me he vuelto a casa a la velocidad de la luz diciendo "mamá... ¡Pupa!"

En fin, no entiendo esa necesidad que tenemos todos con hacer deporte como si nos fuera la vida en ello, menuda manía en poner el vientre plano, si el ser humano cuando nace sale doblado, arrugado y pringoso, por mucho que nos esforcemos, va a tender a lo mismo con la edad.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Tres métodos para matar a Cupido

Tanto amor, tanta leche y tan poca puntería… con lo fácil que debe ser ese empleo y la tontería que le da al chaval de las plumitas y las flechitas.

Así que llegado a este punto de mi vida he decido aplicar uno de estos tres fabulosos métodos para erradicar al enemigo, tal vez me detengan, pero le habré hecho un gran favor a la humanidad.

1º) Insecticida: Preferiblemente en spray y directo a los ojos, sin ningún tipo de contemplación y una vez en el suelo, se le pisa repetidas veces la cabeza. Hay que tener especial atención a las flechas, no sea cosa que terminemos lesionados por pisa donde no debemos.
Para los aficionados y aficionadas a dar patadas en la entrepierna, hay que tener en cuenta que los ángeles son seres asexuados, así que por mucho que intentéis darle patadas en sus cosas, no va a funcionar el tema, aunque si os desahoga, podéis hacer los que os de la gana, el resultado debe ser siempre el mismo… deshacernos de ese bicho cruel.

2º) Desplumar: Todo lo que entre en una desplumadora de pollos seguro que no sale viva, a los hechos me remito con esta imagen

3º) Cemento: Otra técnica bastante eficiente aunque un poco más complicada es colocarle un bloque de cemento en los pies y darle un leve empujoncito al océano, del resto que se encarguen los pececitos.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Con la neurona disecada

Últimamente tengo serios problemas de agresividad literaria, en lugar de describir la aterciopelada piel de un melocotón, me dedico a contemplar la dureza de los melones, aunque leído así, puede llegar incluso a interpretarse de una forma chunga y lasciva, pero la vida real es así.

Hay días que quisiera contar cómo es mi vida laboral, pero no creo que los entresijos de mi currículum le interesen a muchos, aunque he de decir que he hecho un estudio antropológico sobre los jefes en distintos medios de comunicación y he llegado a la conclusión de que a todos les puede el poder y la Gloria, su secretaria.
Otras veces me gustaría desarrollar al detalle mi vida sentimental con aquéllos individuos que han dejado huella... pero sería demasiado surrealista, entre tanto oficio laboral que he llegado a conocer al final esto parecía la lista del INEM.

Y a veces me da por querer mostrar los defectos de la mujer, pero el problema está en que estos empiezan cuando terminan los del hombre, así que como el fin del mundo está programado para el 2012, andamos un poco cortos de espacio, tiempo y ganas.

Por eso mismo quería comentaros que estos días mi neurona anda un poco en sequía creativa, hay tantas cosas a las que me gustaría dedicarle tiempo que sólo tengo ganas de llegar a casa y recrearme delante de un vaso de leche, mientras pienso qué sucederá dentro de cinco minutos.

martes, 31 de agosto de 2010

¡Por un hombre que nos valore!.......... y que antes me diga su nombre

Hay tanto indeseable en la vida que a una a veces no le quedan fuerzas ni de salir a la calle pero hoy, chicas y chicos del mundo alzo mi voz reivindicando QUE YO LO VALGO, ya lo decía L’Oreal, gran hombre que seguramente esté con sobredosis de laca, pero que lo tengo entre los grandes filósofos de la historia, ni Heráclito con su “nada permanece, todo fluye” tuvo tanta razón en una simple frase.

Hoy después de tanto pateo histórico entre el mundo masculino, he decidido que quiero un hombre que me valore, un hombre que tenga sus estudios, que no sea usuario del “dequeísmo” que huya del “leísmo” y por qué no, que sepa utilizar correctamente los tiempos verbales… sí señor… chicos y chicas del mundo alzaros conmigo, subiros a las sillas de oficina a vuestros pupitres y gritar ¡Quiero un hombre que me valore! Eso sí, que antes me deje bien claro su nombre y si está casado o tiene novia permanente.

Quiero un hombre que me abrace que me cante eso de “¡Quiero! ¡Quiero besarte!” Y lo haga, que me mire a los ojos y yo le pueda decir “¡Dime que me quieres!” y lo haga, que me deje post-its por todas partes, que coja un trozo de queso de la nevera y ponga “Cariño, he cogido un trozo de queso” porque sí queridos míos, yo le contestaría coge el queso y la nevera si te hace falta amor”… ¿y por qué digo todo esto? Porque estoy harta de los que se dicen llamar “Hombres” y no lo son, de los que se ve que tienen menopausia avanzada y sus cambios de humor oscilan entre el hoy te quiero, el hoy ya no te quiero, el hoy desaparezco y cómo no, el hoy “hago chas y aparezco a tu lado”, digamos ya está bien a las relaciones en las que “lloraré igual que un niño” y le preguntamos al aire “¿por qué te vas?”.

Yo sé que necesitamos a alguien que nos despierte por la mañana con un papelito en forma de corazón en la frente diciendo lo “bien que roncamos y lo bien que hablamos entre sueños”, necesitamos la “frase tonta de la semana” escrita en nuestro móvil o en un trozo de papel con olor a atún que ponga “ei nena! He pasado tanto, tanto tiempo buscándote y la ciudad es tan grande, pero tu amor tan pequeño”, de hecho, queremos que cada vez que le llamemos a su móvil, no se ponga tonos tontos y absurdos… queremos que lleve nuestros ronquidos como politono y lo luzca orgulloso de nosotros, porque señores, somos guays y lo sabemos, ya basta de compadecernos y de hacer listas interminables donde “hacemos el balance de lo bueno y lo malo” de las relaciones estúpidas, ya está bien de excusarles diciendo que “son cosas de la edad”, lo que algunos necesitan es hacer lo mismo que Marta Sánchez plantarse delante y cantarles aquello de “soy yo la que sigue aquí, soy yo te lo digo a ti, mírame y dime que es lo que ves, esa mujer que perdiste una vez”, así que queridos amigos “nada de esto fue un error” y ahora os digo que por Britney, Madonna y por David Bowie, encontraremos un hombre que nos valore.

(escrito el 03/12/08)

viernes, 13 de agosto de 2010

El origen

Según Darwin, el origen de las especies se basa en que el pariente más cercano al ser humano es el mono, y según los más conservadores, son Adán y yo... ¡Y una mierda!

Vale que tengo una familia ultraconservadora, y cuando me refiero a ello, lo hago en el sentido más estricto de la palabra. Aún conservamos el televisor que me regalaron en mi Primera Comunión y, por supuesto, aún mantenemos medio en vida el primer microondas que entró en mi casa.

Un microondas con aspiraciones laborales
Y digo medio en vida, porque a parte de que el electrodoméstico ya tiene vida propia, y pese a a estar a favor de la 'muerte digna', estamos alargando la agonía del aparato haciendo lo posible para que no entre en coma profundo, aunque si yo fuera él, lo haría, porque sus muestras de proclamarse en huelga funcionando intermitentemente, no le han quedado suficientemente claras a nadie.

Mi teoría es que el 'animalito' después de pasarse toda una vida calentando infunsiones, vasos de leche y experimentando con las explosiones no controladas de mi padre, ha decidido querer cambiar de empleo, y está haciendo pruebas para que lo contratemos como intermitente de coche.

El señorito Adán
Pues aunque mis ascendentes marquen lo contrario, y creáis que voy a decir que mis orígenes son los de un ave de corral, os confesaré que el origen de las especies no tiene nada que ver ni conmigo, ni con Adán, es más, ya no me hablo con él.

Me acuerdo el día que le vi por primera vez, el tio se estaba pegando una siesta impresionante al lado de una palmera y la verdad, es que aquí sí que le doy la razón al señor Charles Darwin, porque al principio sí que le vi un poco mono, después él sólo terminó de rematar el concepto.

Ese mismo día me lo presentaron en una barbacoa en la piscina de nuestro amigo Jesús y la verdad, es que me cayó bastante bien , parecía el único y primer chico normal de la historia, pero como suele suceder en toda historia de amor que se precie, después de varios meses entre el Paraiso y el apartamento de Cullera, él terminó liándose con una mala víbora.

Fíjate que lo pensaba... alguien que tiene en su Facebook que la Metamorfosis es su libro favorito, no tiene que ser trigo limpio... es un 'insectofílico'.

Fases de la madurez del pollo 2ª parte

Pollo frito semigregario:
Ocupan una franja de edad entre los 30 y 40 años y están caracterizados por tener una necesidad social-solitaria, es un contigo pero sin ti, un sin ti pero contigo, un no me dejes que me asusto.

En esta fase continúan otras preguntas existenciales como... ¿Por qué estoy solo... y calvo? ¿Por qué estoy con 'esta' o 'esto'? y en ambos géneros existe una duda existencial ¿Por qué me cuelga esto?


Pollo asado:
40-60... no son las medidas de nada, aunque para algunos empiezan a ser la medida de algo...

Durante esta etapa, se supone que uno ya tiene sus hijos, le crecen y se les juntan con otros y tienen más hijos, por lo que a estas alturas el ser humano tiende a ser abuelo... ese gran señor o señora que todos adoraremos hasta el fin de nuestros días.


Caldito de pollo:
(+60... se conocen casos que tienden al infinito)

No todo es delicado y de color de rosa en el mundo... tan sólo hay que ir una vez en la vida a un salón de belleza para ver y oír lo que se llevan entre fajas estas jóvenes y apuestas viejecitas.

Ese día me di cuenta que una señora mayor tiene más vida social que yo, y eso no creo que sea bueno a su edad, y a la mía tampoco.

Supongo que os preguntaréis cómo son ese tipo de conversaciones, bastante alejadas de temas climatológicos, geranios o tintes de un color imposible. Yo una vez estuve en medio de una... he de decir que como soy bajita y calladita, no se dieron cuenta de mi presencia, así que pude 'saborear' aquel momento, eso sí, después de aquello, os juro que estuve un mes sin ser la misma.

Veía abuelitos y abuelitas desatadas por todas partes y eso me daba escalofríos, aunque en el fondo me aporta un poco de esperanza en cuanto a relaciones sentimentales. Lo tengo muy claro, cuando sea una de ellas, iré a tomar café con las amiguitas a las seis de la tarde, luego a bailar pasodobles y después quedaré con el señor del taca-taca que me ha guiñado el ojo durante el bailoteo, aunque seguramente sea porque tenga cataratas.

Pollo a la jardinera:
Descanse en paz querido amigo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Fases de la madurez del pollo 1ª parte

No es que intente hacer un tratado de ornitología, y menos aún es que tenga una obsesión lasciva hacia dicho animal, pero creo, que el ser bicho viviente humano, tiene muchas cosas en común y una de ellas la evolución hacia la madurez, o aquello que entendemos por madurez.

La vida de todo polluelo humano se divide en varias fases, que por su longitud y dificultad, las dividiré en 2 posts muy cucos:


Minipollo o Nuggets:
Dícese de los bichitos humanos que comprenden las edades de 3 años hasta que toman la comunión. Los primeros días en el mundo son duros por fuera mientras ellos son demasiado tiernos y espabilados por dentro*.

(*Nunca he comprobado hasta qué punto un Nugget puede llegar a ser espabilado, pero un niño os aseguro que a esas edades… lo es demasiado)


Muslito de pollo o muslamen (aceptado por la RAE):
Llámese así al diminuto ser humano que ya empieza a tener conocimiento de causa y exige que se le remunere con una tasa infantil llamada 'paga', que después nos acompañará en toda nuestra vida. Eso sí, los señores que dan voluntariosamente ese dinero irán cambiando, empezarán siendo nuestro padres, que obviamente se quejarán de la cantidad y terminará siendo el gobierno quien la recorte…


Pollo empanado:
Época adolescente y de mil cambios. A las hormonas les da por hormonarse y hacer que unos sean altos, otros que se queden con la estatura con la que nacieron (ese es mi caso). Algunos se asustan porque les salen granitos en la cara y por si fuera poco todos nos acojonamos cuando a diferentes partes de nuestro cuerpo les sale pelo.

Este tema, es bastante interesante… el asunto capilar en la historia del ser humano es un hecho capicúa: nacemos sin pelo, crecemos con pelo y nos vamos al país de las piruletas sin pelo. Entonces… ¿Para qué tenemos pelo? Además, por si no lo sabéis, o no os habéis dado cuenta, es que encima de que terminaremos calvos, durante nuestra vida, el pelo cambia de color, pero por todas las partes peliagudas propiamente dichas de vuestro cuerpo, exploraros y veréis…

Continuando con la adolescencia diré que es una época en la que no te enteras de la mitad de las cosas, vives en tu burbuja y por si fuera poco… descubres la maravilla del autoconocimiento/autotocamiento - interno/externo… no sé muy bien cómo definir el asunto delicadamente, así que lo dejo tal cual.


Mediopollo:
Creo que a partir de los 20 empieza la segunda adolescencia. Empiezas a conocer al género opuesto, que empieza a lanzarte algo que es denominado como 'señales', que no entiendes… y no nos engañemos, nunca entenderemos.
Lo bueno de esta época es que tu paga aumenta y además, ya puedes buscarte algún que otro trabajo eventual donde te exploten, para que puedas mantener vivos tus vicios ocultos, en mi caso los cómics.

Este periodo de la vida creo que se divide en dos, de los 20 a los 26, donde recuerdo que la vida era extraña y difusa, decides estudiar algo en concreto, en mi caso tardé un poco en decidirme porque la vida a veces te ofrece viajes y situaciones tan dantescas que cuando te das cuenta has pasado 4 años de tu vida medio dormida, cual osa en su madriguera.

El segundo periodo considero que va de los 27 a los 30, ese momento para mi en concreto es conocido como 'El lado oscuro', a parte de las típicas preguntas que te suelen hacer los padres como ¿A dónde vas? y ¿De dónde vienes?, te haces otras muchas más como... ¿Qué hice ayer por la noche? ¿Por qué estoy enviando un sms a las 4 de la mañana? ¿Quién me mandó cogerle el teléfono? A esto también hay que añadir el miedo al futuro, al compromiso y a quedarse calvos demasiado pronto.



El próximo día definiremos cuatro fases más:
Pollo frito semigregario
Pollo asado
Caldito de pollo
Pollo a la jardinera

viernes, 30 de julio de 2010

Traumas infantiles

Mi infancia fue muy feliz dentro de un nido, aún lo recuerdo y se me ponen las plumas de punta. El nido tenía de todo, casitas de corcho, árboles, una piscina para verano, proyecciones de pelis en pantalla gigante, momentos de terror, aún me cago encima cuando recuerdo aquél 'episodio' en el que una de las seños pajarita, se disfrazó de la bruja de Blancanieves, desde entonces muchas noches me despierto piando sin parar.

Pero lo que más, más requetegustaba del nido es que los días de lluvia, las seños desplegaban una supermoqueta en el suelo y correteábamos descalzos, o simplemente nos subíamos a una silla a mirar por la ventana cómo el agua caía sobre las casitas de corcho.

Los años en el nido fueron maravillosos, pero hubo un momento en mi vida, que descubrí la palabra 'cambio' y la verdad es que no ha dejado de acompañarme en estos 27 años…

Yo estaba bien en el nido, bebíamos leche a todas horas, comíamos galletas, anisitos y nos bañábamos al sol jugando sin parar, pero un día no sé por qué me dijeron que ya no volvería a ir jamás.

Ese día se me rompió el cascarón...

Al tiempo de abandonar el nido, me acompañaron a un edificio enorme, estaba completamente asustada, pero una vez dentro vi que habían más pollitos como yo y por el tiempo descubrí que todos teníamos muchas cosas en común. Comíamos bocatas a la hora del recreo, donde me aficioné a jugar a las canicas, también despegábamos los chicles del suelo y nos los zampábamos o si teníamos mucha suerte, cambiabas medio bocata de atún por medio de nocilla, así tenías postre y todo.

El colegio, que era como se llamaba ese sitio, en realidad no era malo, te hacían trabajar un poquito a veces, pero se hacían cosas chulas, como pintar con pintura de dedo, con ceras, con acuarelas, y en Navidad, descubrías que había teatro y que tus profes, siempre se inventaban algo para que saliéramos todos a escena.

Mi pasado como actriz... dramático
Yo he llegado a interpretar papeles tan importantes como el de un árbol, (no de decoración, este hablaba), de ángel, de pastorcita (con una cabrita dentro de una cestita), de narrador número 10 en la historia del 'Tragaletras', supongo que habré salido haciendo más cosas, pero mi memoria USB no da para tanto.

Heidi&yo
El resto de mi vida infantil también lo recuerdo con cariño, siempre al lado de mi querido gran abuelo, en esa época que estaba de moda ver Heidi, entre otros grandes éxitos, yo estaba convencida de que mi abuelo era el doble del abuelito de Heidi, aunque la verdad, ahora que lo pienso, las escenas de acción no abundaban como para pensar eso. Fijaros si Heidi hizo mella en mi, que tuve muchos canarios amarillos y a todos les puse 'Pichi', todos morían por depresión, nunca más tuve canarios.

jueves, 29 de julio de 2010

Romanticona hasta las cejas

¿Alguna vez habéis oído hablar del amor? Yo sí… un montón de veces, a mis amigas, a mis amigos, a mi hermano, a conocidos, a desconocidos… ¿Pero alguna vez lo habéis sentido? Yo creo que una vez, aunque no debí hacerle caso a mis sentidos… de hecho creo que nunca debería hacerles caso, pero ese día lo hice y lo recordaré como si fuera ayer.

Era verano, creo que un 23 de julio y sin esperarlo, conocí a John Lennon, aunque luego pasó a ser un pequeño monstruo azul come galletas, al que le encantaba hablar de gatos, de hecho recuerdo, que cerca andaba uno medio despistado y empezamos a meternos con el pobre… de lindo gatito pasó a ser una pantera nocturna, que tal vez quería comernos. Sí, la imaginación a veces da para mucho.

Recuerdo que fue una noche muy extraña, pero supongo que todas las noches que alguien encuentra a esa persona especial, lo son, incluso cuando te encuentras con feroces panteras perdido en medio de un campus que no es ni el tuyo.

De una noche extraña pasó a ser una historia bastante peculiar, donde un día, sin esperarlo, me crucé con un caballero argentino que me aconsejó que todo John Lennon tiene a buen recaudo a su Yoko Ono, así que cogí la maleta y mi bote de galletas y pasito a pasito continué mi camino.

miércoles, 28 de julio de 2010

¿Qué es ser una mujer beta?

La mejor frase que puede resumir la expresión, es algo que me dijo mi madre un día que intentó levantarme el ánimo:
"Cariño, no eres guapa, pero tampoco eres fea eres... resultona"
Evidentemente no consiguió la finalidad que ella humildemente intentaba...

Pasado el tiempo y después de darle vueltas a la frase, pensé que la mejor forma de definir a una mujer como yo es la expresión 'mujer beta', la justa medida de todas las cosas*.

Intentaré explicarme mejor, existen varios tipos de seres humanos, según mi punto de vista. Los hombres/mujeres alfa, los hombres omega y las mujeres beta (el ser humano gamma no me atrevo a definirlo...)

Hombres/mujeres alfa: Son personajes líderes por naturaleza, dueños de la manada y egoistas hasta las puntas de sus perfectas y cuidadas mechas. En los momentos cumbre de sus vidas, como el apareamiento o cuando hablan de su coche, ellos suelen sacar pecho palomo y alardear de cómo meten el embrague o cómo cambian el líquido limpiaparabrisas. Ellas en cambio se preocupan por estar 100% perfectas, ni un pelo, ni un grano, ni un mechón mal puesto y cuando se trata del momento ligoteo, suelen andar más tiesas que el palo de una fregona. En ambos géneros creo que la única conversación que se puede tener con ellos es preguntarles por su marca de bronceador.
La ciencia aún no ha descubierto el por qué, pero por suerte o por desgracia, esta especie suele aparearse entre sí.

Hombre omega: Es un chico sensible, inteligente y con buen gusto. Le encanta la cultura y prefiere un buen libro o una buena conversación antes que cualquier otra cosa que requiera 'fuerza bruta'. Suele ser bastante cariñoso con la gente de su entorno y sólo se altera cuando su grupo de música, escritor, director de cine o dibujante de cómics decide dar una charla en su ciudad. Los chicos omega suelen congeniar muy bien con las chicas beta, suelen tener muchas cosas en común, como querer achuchar a un gatito bebé.

Mujer beta: *es la justa medida de todas las cosas, ni muy guapa, ni esperpéntica, es hermosa y cada día intenta reinventarse tanto por dentro como por fuera para ser un encanto de persona. Es simpática, divertida, alegre, trabajadora y luchadora por naturaleza. No le gusta mucho mirarse al espejo, de hecho suele salir muchas veces de casa sin haberse peinado delante de él, pero no pasa nada, porque esos pequeños detalles pasan desapercibidos cuando sonríe.

martes, 27 de julio de 2010

Y la Hilton no nació

Llegué al mundo de una manera poco usual. Según tengo entendido, las cigüeñas son las encargadas de hacer los repartos infantiles, o eso me hicieron creer los Monty Python y miles de historias del señor Walt Disney, pero mi caso no fue así.

Hacía 100 años que había nacido el amante particular de las cucarachas, y por cualquier conjuro mágico, se decidió que debía aparecer alguien que odiara en cuerpo y alma al protagonista de aquél libro, que el señor Kafka le dedicó a ese asqueroso y desagradable bichejo. Así que después de consultar varias cartas astrales y alinear mil y un asteroides en un trozo de papel, se decidió que en una noche con rayos, truenos, relámpagos, lluvia, y en pleno verano, naciera yo.

Tengo varias teorías con respecto al por qué se estremeció el mundo cuando nací. La primera es que soy el anticristo, pero me he dado cuenta que a mis 27 años aún no he desarrollado esa faceta tan... maligna, pero vamos, que si nos ponemos a pensar que me gustaría conquistar el mundo, pues no estaría mal la cosa, pero no creo que nadie le haga caso a una mujer beta como yo. La siguiente teoría trataría sobre las fuerzas de la naturaleza y su unión para advertirme posiblemente de varias cosas, la primera que me he equivocado de planeta y la segunda que yo debería haber sido Paris Hilton.

Presentación

¡Hola! ¿Qué tal? No se me dan muy bien las presentaciones y menos aún cuando no sé a quién tengo delante, así que empezaré presentándome... me llamo Eva, o eso pone en mi partida de nacimiento, lo que sigue no lo logro descifrar, se ve que la caligrafía en aquélla época en que mis padres decidieron inscribirme, no estaba bien vista... y por lo que veo, ahora tampoco.

Para los curiosos diré que no soy ni muy alta, ni muy bajita, tengo la estatura perfecta como para ponerme de puntillas y llegar al fabuloso bote de galletas, la verdad es que a veces es todo un logro conseguir cogerlo, sobre todo cuando se escurre y se mete un poquito más hacia dentro de lo normal del estante, ¡pero bueno! Para eso en el Antiguo Egipto inventaron las sillas, para llegar a los puntos más álgidos y atrevidos del resto del mobiliario cotidiano.

Por lo demás, soy igual que todos vosotros, tengo dos brazos, dos piernas, dos manos, una nariz, dos ojos y bueno, lo único que puede cambiar es que tengo los complementos característicos de una mujer, pero de una mujer beta.

No es que sea importante la descripción del físico de una mujer beta como yo, pero supongo que así, lujurioso tras lujurioso post, se esbozará con más o menos encanto una imagen mental de cómo soy. A lo mejor hasta tengo suerte y yo misma logro saberlo.